10 mayo 2005

El espejo roto

Ohnel dejó sus gafas y el libro que leía encima de la mesa y se levantó del sillón. En pijama y descalzo caminó por el pasillo de su casa hacia la cocina. Le agradaba el contacto del suelo frío de madera con sus pies desnudos y el leve crujido de ésta al pisar. Llenó un vaso de agua y lo bebió de un trago. Volvió a llenarlo y con él en la mano se dirigió de nuevo al salón. Le dio al vaso un pequeño sorbo sin dejar de andar, ensimismado en la historia que había estado leyendo. Al llegar al final del pasillo se quedó parado, extrañado, mirando el espejo de medio cuerpo en el que se solía mirar antes de salir, cuando se ajustaba el nudo de la corbata.
El espejo reflejaba el pasillo vacío, en penumbra. La pintura clara y lisa de las paredes, las estanterías con los libros apilados, la puerta de la calle cerrada y robusta al fondo, el paragüero y el perchero desnudo en primavera. Estaba todo reflejado excepto Ohnel.
Movió la mano que tenía libre lentamente, extasiado, sin poder apartar la mirada del reflejo del pasillo. Contempló petrificado su no presencia, su inexistencia. Por un momento se sintió sin cuerpo, flotando en el desconcierto, dudando de la realidad reflejada. Cerró los ojos e intentó sentir el frescor del suelo en la planta de sus pies sin conseguirlo. El vaso se le resbaló entre los dedos sudados y cayó al suelo. Le pareció ver cómo se estrellaba a cámara lenta contra la madera, llenando el aire de ruido y pequeños reflejos de cristal.
Respiraba agitadamente. Levantó la mirada del suelo y contempló en el espejo su cara pálida y su frente sudada. La mano que sostenía el vaso estaba todavía elevada, inútil ya. Le pareció notar un pequeño zumbido y un leve parpadeo en su imagen ahora devuelta y reflejada. Movió las dos manos a la vez, con el resto del cuerpo inmóvil y agarrotado, y todo parecía haber vuelto al orden.
Lentamente regresó a la cocina a coger una escoba para limpiar los cristales rotos. Mientras barría, todavía agitado, no podía dejar de pensar en si era el espejo el que había dejado de reflejarlo unos segundos o si, tal vez, había sido él el que había dejado de existir unos instantes.




7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Uf, hoy sí que das que pensar. Puede que Ohnel soñara todo ese episodio, que estuviera leyendo algo sobre la magia, o quizá fuera un vampiro por horas o un espectro en prácticas, o...
Caray, me pierdo y pido papas.
Un relato flipante.
Un beso invisible de los que sonríen al leer tu página :)

martes, 10 mayo, 2005  
Blogger Vanessa Alanís said...

Buen blog.
Te informamos que este blog ha sido aceptado en el directorio de blogueratura.com, el lugar de la literatura independiente.
Encontrarás los botones de enlace en http://www.blogueratura.com/Botones.htm
no olvides colocar uno en el blog para que tus lectores conozcan el proyecto.
También te invitamos a participar en la sección "el artículo quincenal" manda tus artículos (tema libre-menos poesía o cuento) a blogueratura@gmail.com
Si conoces a alguien que pueda interesarse por blogueratura, no dudes en comentarle sobre nosotros.

Gracias por seguir publicando la palabra.

miércoles, 11 mayo, 2005  
Blogger Cross said...

Sonela, de eso se trata... de provocar ideas, de echarle imaginació a la cosa, besos agradecidos.
diminui, es todo un honor lo de blogueratura. El enlace lo pondré cuando mis escasos conocimientos sobre el tema me lo permitan, en cualquier caso, en poco tiempo. Gracias
Angel, el tema de la invisibilidad tambien me inspira... No se si lo hababrás leído, pero es de mis preferidos:
http://azulinante.blogspot.com/2005/02/el-sector-27.html#comments
Un abrazo.

miércoles, 11 mayo, 2005  
Anonymous Anónimo said...

Bonifasi;

Joder, he visto la secuencia en mi mente, paso apso, como lo has descrito.

Genial

jueves, 12 mayo, 2005  
Blogger pedazodecaos said...

Entro por primera vez en tu blog y me encuentro con esta historia... realmente buena, voy a ponerme a leer el resto ahora mismo si no te parece mal... y si te parece tambien.
Un saludo

jueves, 12 mayo, 2005  
Blogger Cross said...

Angel, m ealegro que te guste El Sector 27, ya te digo que es de mis favoritos.
Bonifasi, no desparezcas tú tambien en tu mente... jeje.
Pedazodecaos, bienvenido a Azulinante y vuelve simpre que quieras.
Un abrazo a todos.

viernes, 13 mayo, 2005  
Blogger MarthePG said...

Un tema muy interesante, y muy bien relatado, he conseguido meterme en el papel de Ohnel, y asustarme y extrañarme a la vez de esa invisibilidad.
Un beso.

lunes, 16 mayo, 2005  

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