Malas Noticias
El grifo goteaba en la cocina sobre los platos sucios. Los coches hacían ruido en la calle. El aire entraba suavemente por la ventana entreabierta empujando la cortina. Dormía bocabajo respirando lentamente. El sol dibujaba rayas doradas en el suelo de madera al pasar por la persiana a medio bajar. El reloj digital marcaba las 09.33 en verde fosforito sobre la mesilla. Un pájaro se posó en la repisa de la ventana, tomó aliento y siguió volando. Se agarraba a la almohada y estaba casi destapado. A veces se oía el zumbido del ascensor poniéndose en marcha. Una lavadora centrifugaba la ropa de algún vecino. Unos pantalones y una camisa se arrugaban en un rincón de la habitación. Hacía un rato que el móvil había dejado de sonar encima de la mesa del salón, sin batería. Un claxon lejano intentaba mover un coche en doble fila. El marco del cuadro azul colgado en la pared reflejaba la luz del sol en el techo. Un cenicero lleno de colillas repartía ceniza silenciosamente debajo de la cama. El mensaje en el buzón de voz del móvil era urgente y desesperado, alguien lloraba. Un portazo amortiguado se arrastró por el hueco de la escalera. Una persiana metálica abría un día de trabajo en la calle. Un libro se limpiaba el polvo con el airecillo de la mañana en la estantería. El pelo sudado se le pegaba a la frente. Un cajón mal cerrado esperaba un empujón al orden. La luz le estaba ganando la batalla a la oscuridad en el pasillo. Un vaso vacío se sentía inútil al lado de unas gafas en la cómoda. Se revolvió un poco y siguió soñando que todo marchaba bien.